Horas en la selva.
Parte III
Es la tarde: vestida está de gala;
en su manto de púrpura se embosa,
y por el éter prístino resbala
como una reina en su triunfal carroza.
Maga de los colores, a su paso
tornasola y argenta la llanura;
abre pozos de sangre en el ocaso
y alza incendios de oro en la espesura.
Y en tanto que del lívido horizonte
llega el eco letal de una campana
que enuncia la oración, hay en el monte
un estremecimiento, es que desgrana
sus notas un cantar: es el sinsonte
que está diciendo al sol ¡hasta mañana!
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