jueves, 23 de julio de 2020

A Laverde se lo llevó la Amarilla.


A Laverde se lo llevó  la Amarilla

La peste en el Valle del Cauca.


Entre Buenaventura y Dagua en 1915.

Llega del puerto de Guayaquil  a Buenaventura a inicios de 1915 y solo fue cuestión  de 3 a 4 semanas para que la fiebre amarilla  empezara a propagarse rió arriba por el cañón del Dagua.


Para 1963 contaba con 8 años de edad y siendo mi padre jefe de la sección frenos de aire en los talleres de Chipichape viajar en tren era casi gratuito; la familia de mi abuela materna, oriunda de la población de Dagua había emigrado a Cali, pero todavía le quedaba mucha en su amado terruño  y el ansiado paseo siempre fue en tren para la casa campestre de la tía Elvia Camacho de García y su esposo Hernando García, llamada Piedras Negras en la población de Dagua.





Salíamos de la estación del ferrocarril en Santiago de Cali a la una de la tarde y después de casi tres horas entrábamos al cañón del Dagua y la población del mismo nombre; antes de llegar a la estación que anteriormente se llamaba Caldas como a unos dos kilómetros en un corte de la vía férrea había una tumba solitaria que siempre me llamaba la atención y mi madre me decía, ahí está enterrado el médico que lucho contra la peste amarilla, el doctor Coriolano Laverde.
Pasados 45 años decidí sacar del casi anonimato al doctor Laverde y comencé a investigar sobre el tema hasta llegar a lo sucedido entre 1915 y comienzos de 1916 en el cañón del rió Dagua y plasmarlo en un relato que se titula A Laverde se lo llevo la Amarilla.

Cañón del Dagua.


  Cañón de río Dagua a la altura del Naranjo.


Túnel del ferrocarril del Pacífico a la altura del Naranjo, cañón del río Dagua. 
En el anterior túnel el doctor Coriolano Laverde montó un equipo para fumigar los trenes con azufre, como medida contra la Fiebre Amarilla.

Como estrategia para combatirla, el doctor Laverde y todo el equipo que estaba con él, deciden tener en cada tren de pasajeros, hasta cuatro personas con autoridad policiva para tomar la temperatura a todos y enviar obligatoriamente a cuarentena a las personas sospechosas de fiebre en dos lugares llamados Puerto Dagua en el corregimiento de Loboguerrero y en el municipio de La Cumbre, preferiblemente por ser de clima frío y el zancudo transmisor no prosperaba ahí.
A pesar de todas las precauciones, un señor de apellido Cuevas, logra evadir todos los controles en el tren y llegando a la población de Dagua, cuando la máquina  pierde velocidad por el arribo a la estación, él se lanza y se escabulle entre la vegetación, llevando el mortal virus a este lugar.
Convencidos que están a salvo se infectan varias personas y uno de ellos es el doctor Coriolano Laverde, muy querido por la comunidad por su entrega y en un delirio febril, estando ya muy grave las personas llaman al cura párroco de la iglesia de Los Remedios para que le de los Santos Óleos, pero él se niega porque la fiebre lo tiene delirando y cuando muere, el sacerdote de apellido Campelo, no lo deja enterrar en el cementerio católico y la comunidad agradecida lo hace en un corte de la vía férrea como a dos kilómetros en el sentido para Santiago de Cali.
Esa tumba solitaria es la que tanto me llama la atención y me dio la oportunidad de conocer a un gran hombre que se sacrifico  por el bien de la comunidad, el doctor CORIOLANO LAVERDE


Actual estación Caldas, en el municipio de Dagua.

En la foto Nabor Fernández Camacho, pensionado del ferrocarril de Pacífico, mi padre.


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